Recibido: miércoles, 22 diciembre 2004
Matemáticas y papiroflexia
III.
Constructibilidad de puntos en origami
IV. Métodos matemáticos de diseño
V. Conclusiones
José Ignacio Royo Prieto
Departamento de Matemática Aplicada
Escuela Superior de Ingeniería
Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea
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página web: http://www.ehu.es/joseroyo
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Constructibilidad
de puntos en origami
La papiroflexia o, mejor dicho, el
ejercicio de doblar papel se puede usar con fines pedagógicos para estudiar e
ilustrar la geometría elemental plana. Sobre ello hay numerosos libros, siendo
una excelente referencia el de Sundara Row [Row], donde se proponen diversos ejercicios
mediante los que se resuelven problemas referentes a cónicas, ecuaciones
polinómicas y trigonometría utilizando tan sólo los dobleces del papel.
Figura 1.
La clave consiste en interpretar
geométricamente qué estamos haciendo cuando doblamos el papel. Por ejemplo,
cuando doblamos los dos lados que concurren en una esquina, uno sobre el otro,
estamos calculando una bisectriz. Cuando llevamos un punto del papel sobre otro
y doblamos, estamos trazando la mediatriz del segmento que definen los dos
puntos. Con papiroflexia es sencillo dibujar un montón de rectas tangentes a
una parábola dada por su foco y su recta directora, probar que el área de un
triángulo es base por altura partido de dos, o sumar la serie Σ 1/2ν, sin más que hacer unos
cuantos dobleces y pensar su significado. Las posibilidades pedagógicas del
plegado son muchas, pero no entraremos en ello, sino más bien en analizar qué
puntos son constructibles con origami, de la misma manera que se estudia qué
puntos son constructibles con regla y compás.
En 1995, D. Auckly y J. Cleveland
publicaron una nota en el American Mathematical Monthly en la cual probaban que
todo punto constructible con papiroflexia era constructible con regla y compás,
pero que el inverso no era cierto. Sin embargo, tal y como hace notar T. Hull
en la misma revista (ver [Hull3]),
hay un método, desarrollado por el japonés Hisashi Habe en la década de los 70,
mediante el cual se puede trisecar cualquier ángulo dado con un par de pliegues
que son perfectamente razonables en origami, tal y como vemos en la Figura
1. ¿Dónde está la contradicción? Lo que ocurre
es que a la hora de definir los números constructibles con papiroflexia, hay
que realizar una axiomática de lo que consideramos “razonable” de obtener en papiroflexia
plegando. En la literatura de la papiroflexia se pueden encontrar métodos para trisecar
ángulos, duplicar cubos y doblar heptágonos regulares, todos ellos con pliegues
sencillos.
Se debe al italo-japonés Humiaki
Huzita la formulación de la axiomática más utilizada para definir los puntos
constructibles con papiroflexia:
[O1]
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Dados dos puntos p1 y p2 constructibles, podemos construir
la línea que los une.
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Figura 2.
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[O2]
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El punto de coincidencia entre dos
líneas constructibles es constructible.
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Figura 3.
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[O3]
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Dado un segmento delimitado por
dos puntos constructibles, su bisectriz es constructible.
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Figura 4.
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[O4]
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La bisectriz del ángulo formado
por dos líneas constructibles es constructible.
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Figura 5.
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[O5]
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Dados dos puntos p1 y p2 y una línea l1 constructible, la línea que pasa
por p1 y que refleja a p2 sobre l1 es constructible.
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Figura 6.
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[O6]
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Dados dos puntos p1 y p2 constructibles, y dos líneas
constructibles l1 y l2, la línea que refleja a p1 en l1 y a p2 en l2, si es que existe, es constructible.
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Figura 7.
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Era conocido entre los griegos desde
tiempos de Arquímedes que si se podían hacer dos marcas en una regla, entonces
se podía conseguir la trisección del ángulo, de modo que, dado que en el borde
de un papel se puede calcular 1/2, 1/4, 1/8 y así, no es sorprendente que se
puedan hacer cosas en origami tales como trisecar ángulos.
Los cuatro primeros axiomas se
pueden alcanzar con regla y compás. El
quinto, también, y de hecho, el conjunto de puntos constructibles con regla y
compás es exactamente el mismo que el de los constructibles con los cinco
primeros axiomas, y es equivalente al menor subcuerpo del cuerpo C de los números complejos que es cerrado por
raíces cuadradas. El sexto axioma es equivalente a la construcción de una
tangente común a dos parábolas, exactamente a las definidas por p1, l1 y p2, l2. Se puede probar que hacer esto es
equivalente a resolver una ecuación de tercer grado.
En un artículo de Roger Alperin
aparecido en el New York Journal of Mathematics (ver [Alp]) se hace una discusión del alcance de
los axiomas presentados, y se caracterizan los “puntos de origami” como
aquellos números del plano complejo C constructibles tras la aplicación finita de los
axiomas O1-O6. El resultado central es:
Teorema
(Alperin). El conjunto O de los puntos
constructibles con origami se puede caracterizar de las siguientes dos maneras:
(i)
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El menor subcuerpo de C cerrado por raíces cuadradas, cúbicas y conjugación
compleja.
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(ii)
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El conjunto de los
puntos constructibles por intersección de líneas constructibles y cónicas
constructibles (con directrices, focos, radios y excentricidades
constructibles).
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Métodos
matemáticos de diseño
Lo que hemos visto hasta ahora no
tiene mucho que ver, en un principio, con las maravillosas figuras de papel con
tantas patas, alas y cuernos que pueblan el repertorio de la papiroflexia. En
este apartado vamos a tratar de explicar cómo los mejores plegadores del mundo
usan las matemáticas para sus diseñar sus modelos.
1.
Propiedades del mapa de cicatrices de una figura plana

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Figura 8. Mariquita (Tanaka Masashi)
y mapa de cicatrices.
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Como hemos comentado antes, al
desplegar un modelo de origami descubrimos en el cuadrado un fenomenal mapa de
pliegues, un grafo, al fin y al cabo, donde se forman valles (pliegues donde la arista está más baja que el papel próximo) y montañas (pliegues donde la arista del grafo es una
cumbre). El problema que nos planteamos, en general, es:
Problema. Dado un trozo de papel y un
grafo dibujado en el papel donde cada arista es una montaña o un valle, ¿cómo
podemos saber si es el mapa de cicatrices de un modelo de papiroflexia?
Así planteado, este problema es muy
difícil, casi inabordable. Por eso, tal y como se hace en matemáticas,
restringiremos nuestra atención a una clase más sencilla: los modelos planos, esto es, figuras de
papiroflexia que se pueden meter en un libro sin añadir nuevas cicatrices; o
dicho de otro modo, tales que el ángulo diedro en cada arista es múltiplo de π. La gran mayoría de modelos de papiroflexia cae en esta
categoría.
El grafo del mapa de cicatrices de
un modelo plano cumple una serie de propiedades, que han sido estudiadas por
diversos plegadores, y que listamos a continuación. Las pruebas son
elementales, pero no triviales:
T. Hull en [Hull2] halla más resultados sobre las
propiedades que tiene que cumplir un grafo para corresponder a un modelo plano,
y sobre las posibles asignaciones valle-montaña que tiene un grafo determinado.
2.
Método de Meguro-Kawahata-Lang


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Figura 9. Base proyectable y mapa
de cicatrices de un modelo plano (R. Lang).
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Los resultados anteriores nos hablan
de propiedades que ha de tener un mapa de cicatrices para que pueda convertirse
en un modelo plano, pero otra cuestión distinta es, por ejemplo, si queremos
diseñar un ciervo, o una lagartija, cómo nos las podemos ingeniar. Un método es
el tan recurrido ensayo-error, basado en la experiencia, el cual tiene sus
límites, sobre todo si queremos conseguir un modelo complicado como puede ser
un insecto. A continuación voy a intentar describir la formalización del
problema que han realizado diversos plegadores, en particular, Toshikuyi
Meguro, Fumiaki Kawahata y Robert Lang.
Una base es una aproximación
esquemática a la figura que queremos obtener. La base resulta de un número
finito de pliegues, en cuya forma final se pueden observar las solapas y puntas
necesarias, con las longitudes deseadas que nos llevarán al modelo que
queremos. Una vez obtenida la base, no es difícil llegar al modelo o, por lo
menos, ya es una cuestión artística y abordable.
Consideraremos un tipo de bases:
aquellas en las que se pueden distribuir las puntas de modo que la base se
proyecta ortogonalmente en un grafo plano, simple y sin caras, tal y como vemos
en la Figura
9. El problema va a ser saber si dado un grafo de este tipo
vamos a poder encontrar un mapa de cicatrices que proporcione una base que se
proyecte sobre ese grafo.
2.1.
Método Meguro-Kawahata de las hipérbolas
Vamos a ilustrar la respuesta que
dan Meguro y Kawahata (ver [Kawa]
y [Voy]) al problema anterior mediante el gráfico de la Figura
10. En primer lugar,
idealizamos nuestro modelo. Luego, cuando tenemos el grafo, hemos de distribuir
en el papel las puntas de la base. A continuación, nos hemos de fijar en lo
siguiente: cuando queremos conseguir dos puntas independientes, en un
triángulo, se hace doblando por las tres bisectrices y una de las alturas desde
el incentro. Por lo tanto, al pensar que tenemos que meter aquí el tercer
vértice de un triángulo, hay que calcular el lugar geométrico de los posibles
vértices tal que el incentro cumpla lo que ha de cumplir, y un cálculo sencillo
nos proporciona que ese lugar geométrico es una hipérbola. Entonces, allá donde
se corten las hipérbolas, o donde se corten con pliegues o puntos que hayamos
impuesto, como una diagonal, por ejemplo, obtenemos nuevos puntos de nuestro
mapa de pliegues. Con este método podemos tener una primera aproximación al
modelo. Luego habría que rellenar los pliegues, para lo que existen otros
razonamientos geométricos elementales. El resultado que consigue Kawahata con
este método es francamente impresionante.

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(a)
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(b)
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(c)
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Figura 10. (a) Aplicación
del método de F. Kawahata;
(b) lugar geométrico de los incentros; (c) pliegue oreja de conejo.
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2.2. El Treemaker de R. Lang
El método del árbol (grafo sin caras) de Lang es un método de similar
estructura al de Kawahata. Lang permite que los vértices del grafo del modelo
estén también en el interior del cuadrado de papel. Vamos a ilustrar su método
con el siguiente ejemplo. Para conseguir un perro, diseña un grafo con aristas
de determinada longitud, y las distribuye en el cuadrado intentando aprovechar
toda la superficie del cuadrado. Ahora cabe plantearse si existirá un mapa de
cicatrices conteniendo este árbol que nos lleve a la base deseada. Lang ha
encontrado una condición necesaria y suficiente para la existencia de tal
mapa de cicatrices, como se enuncia en el siguiente (ver [Lang2]):
Teorema
(del árbol de Lang). Sea un árbol T simplemente conexo con puntos
terminales
P1,...,Pn , y sean lij las distancias entre Pi
y Pj medidas a lo largo de las aristas
del árbol. Sea un conjunto de puntos ui en el cuadrado unidad. Entonces, la condición necesaria y
suficiente para que exista un mapa de cicatrices que transforme el cuadrado en
una base cuya proyección sea el árbol T es:

.
Más aún, en dicha base cada punto Pi es la proyección del punto ui, para todo i.
De la prueba, que no es en
absoluto trivial, se desprende una manera de construir un algoritmo que calcule
el mapa de cicatrices deseado. El autor ha implementado el algoritmo en un
programa de ordenador para Macintosh, el Treemaker, de
libre distribución.
Tanto del método de Kawahata-Meguro
como del de Lang, por supuesto, se derivan problemas adicionales. El primero es
obtener mediante dobleces los ángulos que proporciona el método. El segundo
consiste en que, aun obteniendo un mapa de cicatrices, encontrar una secuencia
de plegado que nos lleve hasta la figura deseada es realmente complejo. No todo
en papiroflexia se basa en métodos matemáticos; la experiencia y la componente
artística no se pueden dejar de lado. Esto viene muy bien reflejado en el Origag de la Figura 11.
Figura 11. Origag (Roberto Morassi, 1984).
Conclusiones
Como conclusión, quisiéramos señalar
que las conexiones entre las matemáticas y la papiroflexia no son meramente
anecdóticas, y de hecho hemos visto cómo afloran de formas muy distintas. No en
vano, en Japón se celebran con frecuencia simposios de matemáticos papiroflectas
donde exponen y comparten sus técnicas, y aparecen salpicadamente artículos de
papiroflexia en diversas revistas matemáticas (no sólo de divulgación). La
papiroflexia constituye una atractiva forma de acercarse a las matemáticas, y
queremos reivindicar desde estas líneas un hueco para esta bella arte en la
enseñanza, por su riqueza cultural y su gran valor pedagógico.
Referencias
[Alp]
|
R.C. Alperin: A mathematical theory of
origami: constructions and numbers. New
York Journal of Mathematics
6 (2000), 119-133.
|
[Hull2]
|
T. Hull: On the mathematics of flat origamis. Congressus Numerantium 100 (1994), 215-224.
|
[Hull3]
|
T. Hull: A note on “impossible” paper folding. American Mathematical Monthly 103 (1996),
240-241.
|
[Kawa]
|
F. Kawahata: The technique to fold free angles of formative art “origami”. Second
International Meeting on Origami Science and Scientific Origami, Otsu, Japón,
1994.
|
[Lang2]
|
R. Lang: TreeMaker
4.0: A program for origami design. [Manual disponible en http://origami.kvi.nl/programs/treemaker/trmkr40.pdf].
|
[Row]
|
S. Row: Geometric
exercises in paper folding. Dover, 1966.
|
[Voy]
|
J.A. Voyer: Introducción
a la Creación (Seres de ficción, el lado oscuro de la papiroflexia). Salvatella,
2000.
|
[AEP]
|
Página web de la
Asociación Española de Papiroflexia, http://www.pajarita.org.
|