Recibido: viernes, 01 diciembre 2006
Ciencia en Acción 7
Primer Premio Especial
Congreso Internacional de Matemáticos ICM2006 Madrid, Ex Aequo
Episodios de la Historia del Análisis Matemático
Ciencia en Acción, ciencia y reflexión
Alfonso Hernando González
Departamento de Matemáticas y
Computación
Universidad de Burgos
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1. La ciencia oculta
Vivimos en un mundo en el que
prácticamente miremos donde miremos hay una gran cantidad de contenido
científico. Cualquiera de los muchos aparatos que usamos a diario incorpora
sofisticada tecnología que depende de teorías científicas muy elaboradas. Por
otro lado, la gestión de asuntos cruciales para la humanidad en el futuro
próximo, tales como la explosión demográfica o el aprovechamiento energético o
el cambio climático, precisan para su discusión de una gran cantidad de
conocimiento científico. De manera que todos dependemos de la ciencia tanto
para lo más general (la gestión del planeta), como para nuestros actos más
humildes (apretar un interruptor). Y pese a eso, la ciencia pasa casi
desapercibida dentro de la bulliciosa sociedad actual. La actividad científica
está casi siempre oculta en remotos laboratorios, envuelta en un lenguaje
incomprensible y rodeada de numerosos obstáculos. Para el ciudadano normal y
corriente es casi una desconocida, para el estudiante a menudo un fastidio o
algo peor. Y para el mundo cultural... apenas nada.
Es en este contexto en el que
resulta valiosa la aportación de una iniciativa como Ciencia en Acción, que permite acercar algo de esa actividad a la
sociedad. Por eso mismo, hay que valorar de forma muy positiva la implicación
de las instituciones que la patrocinan (FECYT, RSEF, RSME), haciendo una
apuesta decidida por dar el máximo relieve a su desarrollo.
Todos los que nos hemos acercado
a ella nos hemos visto sorprendidos por la cantidad y calidad de los trabajos presentados. Como atinadamente
recordó Fernández Rañada (presidente de la RSEF), el entusiasmo derrochado por
los participantes se veía por todas partes. Una de las características, yo
creo, esenciales de esta iniciativa es su variedad; se podían ver desde obras
de teatro hasta ingeniosos diseños de laboratorio, pasando por libros de
divulgación o innovadoras páginas de Internet. También se debe recordar que una
buena parte de los participantes somos humildes profesores “de a pie” que
tenemos pocas oportunidades de mostrar el fruto de nuestro esfuerzo en un
escenario tan privilegiado. Durante un corto periodo hemos compartido todos
experiencias e inquietudes, y, especialmente, el gusto por la ciencia y el
conocimiento, por su difusión y por su incardinación en la sociedad.
2. La matemática y su
historia
Lo que es cierto para la ciencia
en general lo es, mucho nos tememos, todavía más para la matemática. La
matemática, desde la más sencilla a la más sofisticada, es imprescindible para
cualquier desarrollo científico o tecnológico, pero su desgraciada fama de
materia difícil hace que tenga poca presencia en la vida social. Esta situación
motiva que la historia de la ciencia y, en concreto, la de la matemática puedan
utilizarse para acercarnos a su cara humana. En efecto, cuando nos asomamos a
las páginas de la historia vemos cómo las fórmulas y teoremas se encarnan, adquieren rostro y nombre. Así
se pasa de estudiar una teoría abstracta a ver cómo el esfuerzo y el ingenio de
una serie de individuos ha ido desbrozando el camino para elaborar las
distintas teorías. En este proceso aparecen aciertos extraordinarios, esfuerzos
casi sobrehumanos y geniales intuiciones, pero también falsas pistas, trabajo
inútil, desaliento, y sufrimiento. Porque la historia de la ciencia es, como
la vida, una mezcla inevitable de cosas opuestas.
La historia de la ciencia no sólo
tiene un interés intrínseco (como dice Dunham, no nos imaginamos que un pintor
no conozca la obra de Velázquez o que un músico no haya escuchado las sinfonías
de Mozart); además, al permitir otros enfoques, nos abre nuevas vías para
conocer y profundizar teorías. Cualquiera que se haya enfrentado a algún
problema científico, por humilde que sea, sabe que no sólo importa llegar, sino
también el modo de hacerlo. Precisamente, una vez que se sabe el camino, es
cuando se pueden explorar otras rutas, disfrutar de sus rincones, para, al
final de la jornada (que suele durar varios años), apreciar cabalmente el paisaje. Y la historia
de la matemática es sin duda un hermoso paisaje.
No se trata de repetir el proceso
histórico en la introducción pedagógica de una teoría, lo que obligaría a
interminables rodeos y a enfrentar grandes dificultades, sino de sacar partido
de sus vericuetos de una forma juiciosa y reflexiva. En efecto, otra de las
virtudes de la historia de la ciencia es que nos obliga a reflexionar sobre las propias teorías, a preguntarnos por su valor y sus limitaciones.
Lo ilustraremos con unos pocos
ejemplos relacionados con los temas abordados en mi trabajo Episodios de la Historia del Análisis
Matemático. No es difícil comprobar que la mayoría de los alumnos siguen
los cursos de análisis matemático elementales sin pensar demasiado sobre los
conceptos básicos; es más, la prisa por dominar las técnicas “casi” lo aconseja.
Sin embargo, es imposible hojear su historia sin tener que reflexionar sobre
esas ideas esenciales: así lo exigen el estudio de la aporía de Aquiles y la
Tortuga, o la teoría de los números transfinitos de Cantor, por citar dos
ejemplos situados más o menos en puntos extremos de la historia.
Simplificando un tanto, se puede
afirmar que la historia del análisis matemático es el relato del esfuerzo para
entender el cero y el infinito. Las dificultades que se han ido encontrando al
tratar con tan huidizas nociones han obligado a los matemáticos a desarrollar
herramientas sutiles y conceptos brillantes, en un proceso que, a veces, dura
siglos. Piénsese, por ejemplo, en la difícil y esclarecedora génesis de la noción de derivada. El análisis
histórico obliga pues a recorrer el camino que lleva a las escuetas
definiciones modernas, detrás de las cuales, a menudo, se esconden enormes
esfuerzos.
La historia engarza de forma
natural unas teorías con otras. Así, la evolución del análisis nos lleva al
complejo e interesantísimo desarrollo que conduce desde el aritmos griego a las actuales ideas
conjuntistas, o de la geometría a base de curvas al desarrollo de la moderna
noción de función. Ejemplos ambos de profundas y casi anónimas revoluciones
científicas.
Todavía podemos ampliar más
nuestro campo para comprobar la relación de la matemática con la génesis de la
física moderna. No es casualidad que todos los grandes físicos de los siglos
XVII y XVIII fueran también grandes analistas.
Así pues, la reflexión histórica nos devuelve al cambio de las ideas, a la
ciencia en movimiento, a la ciencia en
acción.
No puede ser de otro modo: la
ciencia es siempre camino, siempre movimiento, y también siempre reflexión.
Ojalá una iniciativa tan meritoria como la del programa Ciencia en Acción sirva para que nuestra sociedad se acerque,
aunque sólo sea un poco, al complejo y fascinante mundo de la ciencia.

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Sobre el autor
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Alfonso Hernando González (Burgos, 1959) es licenciado en Ciencias Físicas (Universidad Complutense) y
doctor en Ciencias Físicas (Universidad Politécnica de Madrid). Ejerce como catedrático de
enseñanza media (asignatura de matemáticas) y profesor asociado de la
Universidad de Burgos. Ha trabajado sobre diferentes aspectos de la historia
de la ciencia, participando en numerosos congresos. Ha estudiado la obra de
Torres Quevedo como precursor de la informática, colaborando en libros de
actas de varios congresos, así como en un libro conmemorativo de los ciento cincuenta
años de su nacimiento. En el año 2000 ganó el primer premio de la
convocatoria extraordinaria de premios nacionales para conmemorar el Año
Mundial de las Matemáticas, con un trabajo sobre Torres Quevedo y la historia
del cálculo automático. También ha estudiado otros aspectos de la historia de
la ciencia española. Actualmente está trabajando en la historia de la teoría
musical, sobre la que ha publicado varias comunicaciones en diferentes
congresos. Asimismo, está realizando un estudio sobre la obra de Ptolomeo y la
astronomía antigua, que se publicará próximamente. En el año 2006 ha ganado,
en la convocatoria Ciencia en Acción, el primer premio (ex aequo) de la
modalidad sobre trabajos para la didáctica de la matemática, con uno sobre la historia del Análisis Matemático.
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