Recibido: jueves, 24 de enero de 2008
Diversidad de las matemáticas enseñadas “aquí”
y “en otro lugar”: el ejemplo de la geometría
Alain
Kuzniak
Equipo DIDIREM
Université Paris VII
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Introducción
Desde hace algunos años, una fuerte
corriente impulsa a los diferentes países a privilegiar una enseñanza de las
matemáticas que favorece la relación con el mundo real; se habla de “matemáticas
en contexto” o “realistic mathematics”.
El estudio PISA se apoya en esta concepción de las matemáticas y trata de
dirigir la evolución de la enseñanza en este dirección. En nuestro dominio, la
globalización incita a armonizar o a uniformizar las diferentes prácticas de
enseñanza. Pero, ¿qué son exactamente estas prácticas y estas concepciones de
la enseñanza? Tuve la oportunidad de comparar la enseñanza de las matemáticas
en Francia y en Chile, principalmente en geometría. Lo que vimos con mi equipo fueron
objetivos muy diferentes, y métodos, y también conocimientos, muy diversos de
los profesores. Así, deseo mostrar el interés de los estudios comparativos para
entender la diversidad que existe en el respeto de las culturas de cada país.
La idea de inquirir sobre las
matemáticas enseñadas “en otro lugar” no es nueva; la encontramos ya, por
ejemplo en Francia, en los escritos de Lacroix
a principios del siglo XIX en el momento de la creación de las escuelas
centrales, transformadas más tarde en liceo. La reencontramos también en Klein quien, en su tratado sobre las matemáticas
elementales miradas desde un punto de vista avanzado, da un estudio del enfoque
de la geometría en los países europeos. Pero se vio obligado a comprobar que el
atragantamiento de este tipo de estudios se había avivado desde hace algunos
años.
De hecho, esta cuestión de las
matemáticas enseñadas “en otro lugar” se encuentra a menudo conectada otra vez
a dos fenómenos: la comparación y la globalización. La comparación primero, la
comparación jerarquizada pedida en estudios internacionales mandados por
instituciones interestatales como la OCDE. Luego la globalización, porque estas
comparaciones parecen insertarse en un proceso normativo global que transforma
la enseñanza en una mercancía susceptible de ser evaluada para determinar el
costo y el precio de venta.
En este artículo voy a mostrar los
fundamentos y el posible interés de los estudios comparativos. Propondré
también una reflexión sobre un marco teórico susceptible de permitir un enfoque
didáctico, y no solamente económico, de la comparación entre las enseñanzas impartidas
en instituciones muy diferentes.
Este estudio contemplará sólo las
matemáticas enseñadas en la escolaridad obligatoria; según los países, el
período puede alcanzar o sobrepasar una decena de años. Como nuestro título indica,
privilegiaremos la enseñanza de la geometría. Sin embargo, a pesar de esta
limitación, el tema abordado resulta particularmente vasto, y mi ponencia sólo
tratará superficialmente este dominio de estudio.
I. Una internacionalización creciente
I.1 Las instituciones
La creación de
instituciones internacionales que se preocupan de la enseñanza de las
matemáticas sigue de bastante cerca una actividad semejante a la de los
matemáticos. Son ellos quienes crean en 1908 la Comisión Internacional sobre la
Enseñanza de las Matemáticas (CIEM).
Su primer presidente será Klein, cuya influencia sobre la
enseñanza de las matemáticas en Alemania es entonces notoria. Se trata de
interesarse prioritariamente por la enseñanza universitaria, que preocupa a los
investigadores en matemáticas también comprometidos como profesores en la universidad.
Por ejemplo, en Francia, los miembros del primer comité fueron Hadamard,
D’Ocagne y Bioche; en España, Octavio de Toledo.
En 1960, la CIEM se convierte en ICME, que
sigue su acrónimo anglosajón. En 1969, el primer coloquio ICME se celebra en
Lyon y reunió a 655 participantes. El décimo coloquio celebrado en Copenhague
en 2004 acogió oficialmente a 2722 personas provenientes de más de cien países.
En lo sucesivo,
los participantes son especialistas de los estudios sobre la enseñanza de las
matemáticas, el nuevo campo de investigación que cubre, en Francia y en España,
la didáctica de las matemáticas.
I.2 Los estudios comparativos
Desde su creación el CIEM favoreció
estudios comparativos, pero éstos aparecen a
posteriori como estudios de buena compañía con objetivos relativamente
bajos. Se trataba de observar lo que pasaba en los programas de países
occidentales con economías comparables. El nivel analizado, la enseñanza
secundaria, quedaba a un nivel elitista que afectaba sólo a una parte ínfima de
la población; recordemos que menos de dos mil personas rendían el baccalaureat cada año en Francia a
principios del siglo XX.
De manera
general, para comprender la posición de los estudios recientes adoptaremos una
actitud pragmática sugerida por Keitel
y Kilpatrick (1999). Estos autores plantean tres cuestiones
que pueden permitir guiar la interpretación de los resultados: ¿quién dirige el
estudio?, ¿quién lo financia?, ¿quién controla la presentación de los
resultados? Desde este punto de vista los dos grandes estudios internacionales
recientes, TIMSS y PISA, parecen muy diferentes.
I.2.1 Los
estudios FIMS, SIMS y TIMSS
Estas siglas comprenden tres estudios (First,
Second and Third) Internacionales sobre Matemáticas. El último integró el
estudio de las Ciencias (lo que explica las dos S), hasta entonces desligado del
estudio sobre las matemáticas enseñadas.
Estos estudios han sido efectuados
desde 1959 por la IEA, un
organismo creado para este propósito y que agrupaba universidades, centros de investigación
y también ministerios de educación de más de cincuenta países. Se trataba de
determinar los efectos de la enseñanza de las matemáticas observando, en particular,
los conocimientos matemáticos de poblaciones de alumnos en diferentes niveles
de la enseñanza escolar. Tres niveles habían sido retenidos: los años 3 y 4 de
la escolaridad, el 7 y el 8, y por último el fin de la escolaridad secundaria
(11-12). Los países comprometidos en este estudio seleccionaban sólo dos
poblaciones para llevarlo a cabo. Francia había escogido someter a un test a
las poblaciones 2 y 3.
Nuestra
intención no es dar cuenta de los resultados de este estudio, ampliamente
difundidos (particularmente en Kluwer o Falmer Press), sino mostrar la
emergencia del concepto de “mathematical
literacy’’.
Esta noción
aparece especialmente en el estudio TIMSS sobre los alumnos del fin de la
escolaridad secundaria. Los autores distinguieron dos subpoblaciones: la
primera siguió una enseñanza especializada en matemáticas en clases
científicas; la segunda continuó sus estudios en dominios no científicos.
Dos tipos de
conocimiento matemático son entonces introducidos: las “matemáticas avanzadas” de
una parte, y la “mathematical literacy” de otra. Los conocimientos reagrupados
bajo esta última denominación son los comunes a todos los alumnos que han
seguido una escolaridad larga. Los temas se refieren a contenidos fácilmente
identificables por los profesores de matemáticas: números enteros, fracciones y
proporciones, geometría… El grupo de “matemáticas avanzadas” trata, además, el
álgebra y el cálculo integral y vectorial.

Reproducimos aquí
un gráfico extraído del libro International
Comparisons in Mathematical Education (1999, p. 50), consagrado esencialmente
al estudio TIMSS. Este gráfico muestra los buenos resultados de los países
escandinavos en el nivel de matemáticas generales. Francia, respecto a ellos,
llama la atención por sus mejores resultados en el dominio de las “matemáticas
avanzadas” que en el de la “mathematics
literacy”. Hay que anotar el sitio particular de los Estados Unidos en el
cuadrante de los países con resultados bajos en ambos dominios observados. Esta
posición particular trajo consigo una viva concienciacion en los Estados Unidos
y el desarrollo de los famosos estándares del NCTM (asociación americana para
la enseñanza de las matemáticas). Después, este tipo de estudios continúa pero
pilotado por los Estados Unidos en el marco de TIMSS, donde T significa “Trends”. Francia y España ya no forman
más parte del consorcio de estudios.
I.2.2 PISA y la
nueva noción de “mathematical
literacy”
El estudio PISA
efectuado desde 2000 es conducido por la OCDE, la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económico, que agrupa a 30 países y cuya primera vocación es
ayudar a la buena gobernanza de los servicios públicos y de las
organizaciones en los países democráticos que tienen una economía de mercado.
El estudio PISA propone evaluar entre los niños de 15 años lo que sus autores
presentan como la “mathematical literacy”, traducida en los documentos en francés
bajo el término impropio de “cultura matemática”. En España, los mismos
documentos hablan de “competencia
matemática”.
La competencia
matemática es la aptitud de un individuo para identificar y comprender el papel
que desempeñan las matemáticas en el mundo, alcanzar razonamientos bien
fundados y utilizar y participar en las matemáticas en función de las exigencias
de su vida como ciudadano constructivo, comprometido y reflexivo.
OCDE (2004, p.
28).
Estas diferencias de terminología no
son anodinas y esconden enfoques diferentes, frecuentes en los estudios
internacionales. En inglés, la palabra “literacy” designa el hecho de la alfabetización: saber
leer y escribir. Desde hace poco apareció el término “numeracy”, que se refiere a la capacidad de
saber calcular y de comprender matemáticas simples. La idea de “mathematical literacy” supone
una maestría de los objetos matemáticos simples más susceptibles de desempeñar
un papel en la vida cotidiana. Los autores evitan el término “cultura”, que
existe, obviamente, en inglés, pero que supone esta vez un grado de dominio del
ámbito contemplado mucho más elevado y distanciado.
De manera
coherente, PISA privilegia, para la evaluación de esta “competencia matemática”
de los estudiantes, un enfoque que coloca el uso funcional del saber y del
saber-hacer en situaciones de la vida cotidiana en el corazón del aprendizaje
de las matemáticas.
El proceso central en el cual insisten
los diseñadores del estudio es el de “matematización”:
se trata, para ellos, de un proceso que comienza con la organización del
problema a resolver con arreglo a conceptos matemáticos; que se prosigue, después
de disociarlo de la realidad, por la resolución gracias al uso de herramientas
matemáticas; y que se acaba por la comunicación del resultado, reencontrando el
sentido del problema inicial en la realidad.
Así como el objetivo
principal de la evaluación es apreciar las capacidades de los alumnos que
resuelven “problemas reales”, los autores decidieron no retener la división
tradicional de las matemáticas en aritmética, álgebra, geometría, etc. En
efecto, según ellos, esta división no se encuentra tal cual en los problemas surgidos
de la vida cotidiana. Así, para hacer la evaluación determinaron cuatro
dominios: “Espacio y forma”, “Cambio y relaciones”, “Cantidad”, y por fin “Incertidumbre”.
Los resultados se dan para cada uno de los dominios con el fin de tener en
cuenta las prioridades de los diferentes países.
La presentación
del estudio acaba con los resultados de los diferentes países que han
participado en la evaluación. Dos países europeos destacan por sus resultados superiores
a la media: Finlandia y Países Bajos. Veremos más adelante (III-1) algunas de
las razones de este fenómeno. Muy en la cola aparecen países como Túnez, Brasil
o Indonesia. Las desviaciones entre países desarrollados no son muy importantes,
pero la clasificación en esta materia causa mucho impacto. Evidentemente, esta
parte ha sido retenida a menudo por los diferentes medios de comunicación, que
dieron cuenta de ella con una reducción previsible: el término “literacy” desaparece y se invita, como,
por ejemplo, en una emisión reciente, a
reflexionar sobre los malos resultados de Francia en matemáticas. Al
mismo tiempo, Finlandia organiza coloquios para mostrar el funcionamiento de su
sistema educativo que le permitió obtener el primer lugar en el estudio, con un
guiño a sus vecinos suecos, notoriamente peor clasificados mientras que las
minorías suecas de Finlandia están al mismo nivel que el resto del país. En
Alemania, es la gran heterogeneidad de los resultados lo que también llama la atención
de los observadores: ¿de dónde puede provenir? ¿Del sistema educativo dividido
en diferentes escuelas, de la diversidad de las políticas educativas entre los Länder…?
Pero, más allá
de estas reducciones, el estudio mismo es interesante por la nueva percepción
de las matemáticas que trata de instaurar entre los países desarrollados. La
idea es privilegiar una enseñanza de las matemáticas útiles de cara a la
realidad gracias a una sucesión de evaluaciones que permitirán ver los
progresos realizados y ayudarán a ir en esta dirección. Por ahora, los autores juzgan
los resultados, globalmente insuficientes y muy preocupantes para el futuro de
las economías de los países de la OCDE.
II. Un
marco teórico para la comparación
Ambos ejemplos precedentes llaman la
atención sobre la importancia de la finalidad del estudio. Esta finalidad
permite definir a priori un marco
teórico o reproducir uno cuando la investigación se apoya en los trabajos
anteriores de los diseñadores del estudio. Así, el soporte teórico principal de
PISA ha sido desarrollado por Niss (2003) (ver también la
presentación crítica de Winslow (2005)). En el
estudio PISA, el principio de la evaluación es clásico y está basado en
ejercicios. Un estudio económico la acompaña por prescripción de la OCDE.
Los estudios de
tipo TIMSS se interesaban sólo por la enseñanza científica, pero poseían una
ambición más amplia y pretendían describir todo el sistema de enseñanza tomando
en consideración toda su diversidad. Así, los diseñadores de estos estudios se
han visto conducidos a elaborar un marco teórico bastante extendido para
permitir una gran diversidad de aproximaciones.
El punto débil de estos grandes
estudios es ciertamente la reflexión didáctica sobre los contenidos matemáticos
específicos. A menudo, como en el estudio PISA, los contenidos disciplinarios
han desaparecido a priori en provecho de las habilidades generales. Así,
se encuentran situadas en el corazón del dispositivo de evaluación nociones tales
como “problem solving” o “mathematical literacy”. A consecuencia
de nuestra exposición II.2, presentaremos el marco teórico que sugerimos
utilizar para estudiar el caso particular de la enseñanza de la geometría,
conciliando a la vez habilidades específicas y diversidad de enfoques gracias a
la noción de paradigma claramente asumida.
II.1 El marco teórico general de los
estudios de tipo TIMSS
Desde el primer estudio internacional (FIMS),
los autores se dieron cuenta de la necesidad de disponer de un marco teórico suficientemente
abierto para dar cuenta de los diferentes sistemas educativos estudiados sin
privilegiar a priori una visión más
que otra, a diferencia de PISA, que aparece más como un estudio ideológico que científico.
TIMSS apoya su reflexión en una aproximación sistemática del proceso educativo
distinguiendo diferentes niveles de programas vinculados al sistema educativo,
a la clase y al estudiante.
The
intended curriculum: el programa
esperado
En el estudio
TIMSS, el programa esperado debe reagrupar los conceptos, los conocimientos y
las habilidades referidas para la enseñanza de las matemáticas. Propone así definir
las vías y los fines propios de cada país para enseñar matemáticas. Los
soportes necesarios para este estudio son los documentos oficiales producidos
por las autoridades que dirigen el sistema educativo. El examen de los
presupuestos y de los textos legales es también un punto de interés para
reparar en las prioridades de cada estado.
The
implemented curriculum: el programa
puesto en acción
Evidentemente,
los estudios serios deben enfocar la puesta en acción efectiva del programa
propuesto e intentar apreciar las diferencias. El estudio TIMSS trata así de
cercar mejor la realidad de las clases (efectividad, problemas sociales) y
también de los profesores (formación efectiva y experiencia, concepción de la
enseñanza).
The
attained curriculum: el
programa alcanzado
La última etapa
de la aproximación de la realidad de un sistema educativo necesariamente pasa
por la evaluación individual de los alumnos. Pero, para los autores, no se
trata simplemente de evaluar conocimientos, sino también de conocer mejor los
métodos de trabajo y las ambiciones de los alumnos.
Estos programas son estudiados en el
modelo desarrollado en el momento del estudio TIMSS mediante la investigación
de cuatro grandes cuestiones:
¿Qué deben aprender los alumnos?
¿Quién imparte la enseñanza?
¿Cómo está organizada la enseñanza?
¿Qué han aprendido los alumnos?
Esta concepción acaba en un modelo SMSO
(Survey of Mathematics and Science Opportunities)
utilizado en la investigación TIMSS, el cual ambiciona entender los sistemas
educativos en toda su
complejidad (Cogan y Schmidt 1999, p. 69).
Apoyándose en este modelo, es posible
comprender las numerosas posibilidades de búsqueda que puede sustentar este
marco. El esquema siguiente ilustra algunas de las direcciones a seguir.

II.2 El
caso particular de la geometría
Las
geometrías en juego y el trabajo geométrico
Decidir colocar
la geometría en el programa aludido supone una concepción del papel de la
geometría en la formación del alumno, pero también, más generalmente, en la
formación del ciudadano. En Francia, a mediados del siglo XIX, una encendida controversia
sobre la naturaleza de la geometría que hay que enseñar en la escuela enfrentó,
en el Congreso de los Diputados, a los defensores de una geometría orientada
hacia las aplicaciones inmediatas en el mundo del trabajo contra los defensores
de una geometría más abstracta, formadora del raciocinio. De hecho, si bien había
una posición epistemológica que da cuenta de la idea de paradigma geométrico,
la discusión política mostraba también dos visiones marcadamente distintas de
la sociedad y del papel del ciudadano: de un lado la
geometría abstracta, reservada para los dirigentes; del otro la práctica, para
las clases trabajadoras.
Durante la segunda mitad del siglo XX un
tercer enfoque más formal y modernista es, brevemente pero con igual fuerza,
añadido a los dos precedentes. Así, a largo plazo y en un solo país, la
naturaleza de la geometría enseñada fluctuó enormemente y su horizonte
problemático y metodológico evolucionó profundamente con arreglo a decisiones a
menudo más ideológicas y políticas que científicas. La observación de las
elecciones efectuadas actualmente en diferentes países pone de manifiesto posiciones
sobre la geometría irreductibles las unas a las otras y en las que bajo otro
aspecto resucitan los debates que acabamos de evocar.
Tres geometrías elementales
Para dar cuenta de las diferencias
entre las concepciones de la geometría enseñadas, siguiendo a Houdement
(1999) hemos introducido la noción de paradigma tomada de Kuhn. En su obra Structure
of scientific revolutions, Kuhn
(1962) analiza la evolución de la comunidad científica a través de la
emergencia y la instauración de paradigmas nuevos que permiten plantear,
interpretar y resolver de cierta manera los problemas científicos.
En el dominio de la geometría aparecen
claramente tres paradigmas que designamos bajo los términos de Geometría I (o geometría
natural), Geometría II (o geometría natural axiomática) y, finalmente, Geometría
III (o geometría axiomática formal).
Para comprender este enfoque por
paradigmas es necesario ver que estas geometrías no son jerarquizadas a priori por su naturaleza matemática,
su complejidad psicológica o su rol social. Tienen, de hecho, diferentes
horizontes de trabajo, y su impacto dependerá mucho de la intencionalidad de
los autores de los programas.
La Geometría I mira hacia la tecnología
y el mundo de la práctica. Comparte la concepción de las
herramientas matemáticas para actuar en el mundo de la empresa. También son
consideradas para permitir resolver un gran número de problemas propuestos en
la vida cotidiana.
La Geometría II insiste en la
explicación de las acciones efectuadas y tiene como horizonte una modelización que
se articula con una axiomatización creciente destinada a fundamentar lo mejor
posible la teoría.
La insistencia sobre la coherencia de
la base axiomática desemboca en la Geometría III, que privilegia las
relaciones entre los objetos teóricos introducidos en Geometría II. Su
horizonte se integra perfectamente en el desarrollo de las matemáticas actuales
y enmarca sus principios.
Sobre los Espacios de Trabajo de la Geometría (ETG)
La idea que sustenta con fuerza nuestra
aproximación es que realmente se puede hablar de trabajo geométrico sólo cuando
la actividad del alumno es a la vez lo suficientemente coherente y compleja como
para permitir la puesta en ejecución de una actividad de raciocinio. De esta
manera, en cierto modo, hacemos nuestro el pensamiento de Gonseth (1945, p. 72): “Ser geómetra significa no confundir una
evidencia nacida de la intuición con una información experimental, el resultado
de una experiencia con la conclusión de un raciocinio”.
Los paradigmas
geométricos que introdujimos sirven de referencia y permiten interpretar los
contenidos de los componentes y así definir mejor sus funciones. Nuestros
estudios sobre los Espacios de Trabajo (Kuzniak 2003 y 2004)
mostraron la necesidad de introducir tres niveles de ETG dependientes de la
institución educativa o de los individuos afectados por la enseñanza de la
geometría. Es posible establecer una correspondencia con el marco teórico de TIMMS,
tal como se recoge en el siguiente cuadro:
Programa general
|
Programa
geométrico
|
Espacio de Trabajo Geométrico
|
Intended curriculum
|
Geometría
esperada
|
De referencia
|
Implemented curriculum
|
Geometría puesta en acción
|
Idóneo
|
Attained curriculum
|
Geometría alcanzada
|
Personal
|
Utilizando este marco, podemos plantear
un cierto número de preguntas que permiten estudiar la enseñanza de la
geometría de una manera didáctica y relativamente neutra desde el punto de vista
ideológico. ¿Cuál es, pues, la geometría a la que se le refiere la institución
escolar? ¿Se trata de una geometría de tipo Geometría I, II ó III?
Esta cuestión debe ser completada por
unos interrogantes que se refieren a la naturaleza y la composición del ETG introducido:
¿cuáles son los artefactos utilizados? ¿Cuál es la base teórica concretamente puesta
en ejecución? ¿Qué tipos de problemas son utilizados y juzgados como
significativos en esta puesta en ejecución para introducir a los alumnos en la
geometría esperada? Finalmente, ¿qué articulación existe entre las diversas geometrías
de la escuela? En este caso, es importante saber si esta articulación reposa en
geometrías dominadas y asumidas o guarda relación más bien con un deslizamiento
de una geometría a la otra. Por “deslizamiento” queremos significar un paso de
un paradigma no dominado al otro: así, el profesor piensa trabajar Geometría II
cuando los alumnos están en Geometría I.
III.
Estudio de la diversidad en geometría
Determinar la naturaleza de la
geometría es una de las primeras cuestiones que aparece en el estudio de la
diversidad. Pero, sorprendentemente, hay una que de hecho aparece antes: existe
un sitio para la geometría en todos los sistemas estudiados. En realidad, una
de las propuestas del informe de la Royal Society (2001)
sobre la geometría es la de hacer reaparecer el término “geometría” en los
programas ingleses (esta disciplina está actualmente englobada en la rúbrica
titulada Shape, space and measure).
También vimos que en el estudio PISA, la geometría era englobada por la
denominación “espacio y forma”. Estas luchas en el vocabulario no son anodinas
y de hecho encubren elecciones diferentes sobre la naturaleza y el sitio de las
matemáticas que se enseñan: de un lado insistimos en los objetos próximos de la
realidad, y del otro se pone el acento en objetos ya idealizados y concebidos
como matemáticos.
III.1 Un ejemplo
radical: Países Bajos
Los Países
Bajos optaron claramente en la escolaridad obligatoria por una enseñanza de las
matemáticas en contexto orientada hacia sus aplicaciones a la realidad, bajo el
nombre de “Realistic Mathematics
Education”. Este enfoque, desarrollado por el Instituto Freudenthal en
Utrecht, se construyó primero como reacción a la enseñanza de las matemáticas
modernas, consideradas demasiado abstractas para los alumnos y desconectadas de
toda aplicación en el mundo real.
La ambición del
proyecto es doble, porque se trata a la vez de modificar los contenidos
matemáticos y también los métodos de enseñanza y el estilo de aprendizaje de
los alumnos.
La aproximación a los nuevos contenidos
se hace esencialmente a partir de la resolución de problemas. Se trata de
problemas prácticos que provienen de un medio ambiente familiar. Así, en
geometría el acento es puesto sobre la aprensión de objetos 3D gracias a su
representación y su manipulación, como lo demuestran estos extractos del
programa para el final de la escuela básica (15 años):
- Interpretar representaciones 2D de objetos 3D,
describirlas, hacerlas visibles en tres dimensiones, ya sea sobre el papel o
sobre una pantalla.
- Efectuar tareas prácticas con objetos “tangibles” en
referencia a representaciones de objetos 3D.
- Hacer planos: elevación, dibujo a escala de objetos
3D, perspectiva.
- Considerar la medida y calcular los ángulos, las
dimensiones, las áreas y los volúmenes de objetos 2D ó 3D.
- Utilizar instrumentos.
La geometría
puesta en acción aparece así como una Geometría I orientada hacia la 3D y
fuertemente apoyada sobre la interpretación de los objetos tridimensionales
cuando son representados en 2D. El espacio y los objetos estudiados son
prioritariamente unos objetos “tangibles”. El trabajo de representación es muy
esmerado, ya que se trata de iniciar en la perspectiva y la lectura de dibujos.
La coherencia del proyecto aparece, bien cuando se ve la importancia concedida a
la aproximación en los dominios conexos como la numeración, o bien en el
dominio de la aritmética reagrupada con la medida y donde se pone el acento
sobre la estimación.
Para comprender
mejor el proyecto es útil saber que en el sistema educativo neerlandés todos
los alumnos van a la escuela primaria (hasta los 12 años), y luego a las
escuelas básicas secundarias (hasta los 15 años), donde se realiza la
orientación de los alumnos hacia cuatro instituciones diferentes. En el marco
relativamente elitista de dicha orientacion “pre-universitaria” (30% de los
alumnos), se introducen dos tipos de matemáticas: A y B. En las primeras,
prioritariamente destinadas a todos los alumnos que no seguirán una carrera de
tipo ingenieril o física, el acento es puesto sobre el papel instrumental de
las matemáticas, sin pretender justificar o explicar desde un punto de vista
matemático la naturaleza de estos instrumentos. En cambio, su papel en la
resolución de problemas vinculados con la realidad es utilizado continuamente.
Los problemas que resuelven los alumnos neerlandeses no están muy alejados de
aquellos que son propuestos en el estudio PISA.
La introducción de esta nueva actitud
hacia las matemáticas es realizada sutilmente a través de nuevas evaluaciones y
también a través de grandes competiciones, como las llamadas A-limpiadas. En
este marco, los alumnos que aprenden Matemáticas A deben resolver problemas de
modelización a veces muy complejos: trabajan por equipos y la
presentación de sus resultados se considera muy importante, conectando así, otra
vez, la forma y el fondo. Una muestra de estas pruebas se encuentra en el
artículo de Case
(2004).
III.2 Un ejemplo de Geometría I coherente y
casi asumida: Chile
Según un modelo común al mundo
hispánico, la escolaridad en Chile se divide en: enseñanza elemental (básica) hasta
los 14 años, luego liceo (media) hasta los 18 años. La enseñanza de las
matemáticas instaurada desde 1998 da la espalda a la enseñanza muy abstracta
que había predominado anteriormente.
Para ilustrar el cambio radical de enfoque
que existe entre Chile y Francia, presentamos un ejercicio extraído de un
manual de segundo grado medio (16 años)
.
Este problema se enuncia al principio del capítulo sobre la similitud. La
solución sólo será dada más tarde, en el cuerpo del capítulo.
Alfonso acaba de volver de un viaje en la
precordillera, donde vio un terreno en forma de cuadrilátero que interesó a su
familia y del que trata de estimar su área. Para ello, durante su excursión,
midió sucesivamente los cuatro lados del terreno y encontró, aproximadamente:
300m, 900m, 610m, 440m. Sin embargo, no logra encontrar el área. En
colaboración con tus compañeros, ¿puedes tú ayudar a Alfonso a determinar el
área del terreno?
El ejercicio luego es completado por la indicación siguiente:
Podemos decirte que, mientras reflexionabas,
Alfonso le explicó su problema a su amiga Rayén y ésta le pidió tomar otra
medida del terreno: ¡una diagonal! Alfonso volvió con este dato: 630m. ¿Hizo
bien? ¿Podemos ayudarle ahora si no podíamos antes?
La solución comienza clásicamente por proponer una descomposición de la
figura a partir de las indicaciones dadas en el enunciado. Pero,
sorprendentemente para un lector francés o español, tarda en venir. En efecto,
los autores del manual proponen medir sobre el dibujo las alturas faltantes:
¿Cómo calculamos ahora el área? Bueno,
determinamos a qué escala esta el dibujo, medimos las alturas indicadas y así
obtenemos el área de cada triángulo (multiplicando cada base por la mitad de la
altura).

Así, el trabajo
geométrico se sitúa claramente en Geometría I, con un vaivén entre la realidad
y el dibujo, el cual es un esquema de esta realidad: la medida sobre el dibujo
da los datos faltantes del enunciado. De manera coherente con este enfoque, el
texto finaliza con un trabajo de aproximación que forma parte de una geometría
basada en la medida.
III.3 ¿Cuestiones de estilo?
Para el que tuvo la oportunidad de
observar clases en otro país distinto al suyo, parece evidente la existencia de
un estilo particular propio de cada sistema de enseñanza, más allá de las
variaciones individuales. Esta comprobación se impuso con fuerza a los autores
del subestudio TIMSS sobre las prácticas en seis países diferentes (Cogan
y Schmidt
1999). Pero, evidentemente, la dificultad estriba en fundamentar
el estudio sobre bases sólidas que permitan probar lo que la intuición da como verdadero.
En el estudio TIMSS, los autores
introducen la noción de “characteristic pedagogical
flow” para dar cuenta de formas recurrentes y típicas que pudieron observar.
Un modo de interpretar su trabajo consiste en decir que intentan observar la
naturaleza de los contratos pedagógicos puestos en ejecución en cada sistema y
destacar las especificidades. Son conducidos así a observar más particularmente
la gestión de ciertas fases de una sesión de enseñanza.
Los contenidos son importantes en la
aproximación de la diversidad pero, como vimos, también es importante saber la
composición efectiva de los espacios personales de trabajo para conocer la
naturaleza exacta del trabajo geométrico existente. A tal fin, es interesante
comparar muestras de alumnos de diferentes países confrontados con el mismo
ejercicio o con la presentación de teoremas estándares como el de Pitágoras.
En el marco de una investigación
sostenida por ECOS-CONICYT, pudimos observar las diferencias de enfoque
esperadas entre Chile y Francia. Por supuesto, se trata de una aproximación
basada en pocos ejemplos; sin embargo, nos parecen significativos de las
diferencias profundas en la concepción de la geometría y de su enseñanza. He
aquí un ejercicio que se refiere a las medidas inaccesibles estudiado por
nuesto equipo y que propusimos a futuros profesores de liceo en Francia
(Universidad Louis Pasteur) y en Chile (Universidad Católica de Valparaíso).
La figura muestra a André y Bernard que se encuentran
sobre la ribera de un río a 50m uno del otro. Camille está sobre la otra ribera.
¿ A qué distancia de Camille se encuentra André?

He aquí dos copias que siguen exactamente el mismo camino de resolución
pero adoptan modos de presentación radicalmente diferentes.
Copia
chilena
|
|
Copia
francesa
|

|
|

|
De un lado, en Chile, un dibujo
codificado que contiene los resultados de un raciocinio que no es aclarado por
escrito. Del otro, en Francia, un texto muy detallado, que transcribimos
debajo, donde ninguna aserción, ni la más trivial, es omitida.

La observación de los cursos en Chile
muestra que los rastros escritos de las actividades sobre la pizarra son, a
menudo, semejantes a esta producción escrita: son acompañados por un discurso
oral que justifica los resultados, mientras que en Francia todas las
justificaciones deben ser escritas. Los trabajos de Knipping (2003) también ponen de manifiesto una gestión
diferente de la pizarra y de la articulación escrita/oral en Francia y en
Alemania.
De manera más general, Knipping
(2003) y Cabassut
(2003) mostraron la
diferencia de gestión de la argumentación en clases de varios niveles
equivalentes en Francia y en Alemania. Estos trabajos testimonian una
colocación de Espacios de Trabajo Geométricos muy diferentes que muestran que,
hasta en el seno del mismo paradigma, el trabajo geométrico puede revestir
formas y estilos muy distintos de un país al otro.
IV.
Cuando “el otro lugar” está “aquí”: la entrada de la etnomatemática
Los diversos estudios comparativos
acaban todos por comprobar la importancia de la cultura local en la enseñanza
de las matemáticas en los países desarrollados. En una cierta dirección y
contrariamente a lo que algunos esperaban, las matemáticas enseñadas son tan
dependientes del país como la enseñanza de la literatura o de la historia (Cogan
y Schmidt, p.
77). Particularmente sensibles a la importancia de los factores
culturales en la enseñanza de las matemáticas, que colocaban en el corazón de sus
preocupaciones, un conjunto de investigadores desarrolló a partir de mediados
de los 80 una corriente denominada “etnomatemática”.
La corriente etnomatemática nació en el
universo de países antiguamente colonizados y particularmente lusófonos, con Ambrosio
en Brasil y Gerdes en Mozambique.
Es una reacción, a la vez, a contenidos matemáticos y a formas de enseñanza
importados por los antiguos países colonizadores. Esto pasa por una nueva
apropiación de la cultura matemática local: de hecho, se trata de reconocer el
carácter matemático de actividades en otro tiempo despreciadas y que suponen un
conocimiento del número o de las formas geométricas. Por ejemplo, Gerdes
(2001) observa la fabricación de las cestas trenzadas por los tonga
(Mozambique) para descubrir en ellas las estructuras geométricas utilizadas por
los artesanos.
Diversos ejes de investigaciones animan
la corriente etnomatemática. A veces, la voluntad de descubrir
matemáticas en las prácticas diarias no va sin algunas exageraciones y puede
producir un efecto llamada por Brousseau el “efecto Jourdain”. Pero la forma
sin duda más interesante de este movimiento aparece en las tentativas de crear
programas escolares que se apoyan en prácticas locales de cálculo o en las
concepciones del mundo de las sociedades en cuestión. Este aspecto cobra
importancia en países donde la lengua en que se enseña es diferente de la
lengua hablada por los niños fuera de la escuela, como es frecuentemente el
caso en África, donde hasta ahora la enseñanza ignoraba la diversidad cultural.
El interés de los investigadores se
dirige entonces a las maneras de pensamiento propias de los pueblos que
estudian y que a menudo se traslucen en su lengua. Así, un estudio de Pinxen sobre la cultura navajo, muestra
que su lengua está esencialmente basada en formas verbales dinámicas: más de
300.000 (!) formas del verbo “ir”, mientras que no existe correspondencia
exacta para los verbos “ser” o “estar”. Así, en geometría, términos como “borde”
o “lados” no son vistos como líneas, sino como la causa de una modificación de
un movimiento: parada, interrupción, pasaje, etc.
También niños de tribus africanas
lugareñas quedan perplejos delante de un silogismo de la forma siguiente: “todos
los Kpelles son campesinos; el Sr. Smitt no es campesino; ¿es un Kpelle?”. Esta
cuestión no tiene sentido para los alumnos, que dicen: “si conozco al Sr.
Smitt, sé si es Kpelle o no”. Esta retención no está muy alejada de ciertos
puntos de vista de alumnos de nuestro país en relación a problemas que les
parecen sin sentido. Pero lo que es nuevo en esta corriente es la sensibilidad
a la importancia de la cultura y al modo de pensamiento de los alumnos que
derivan de otras culturas. Así, algunos investigadores contemplan ahora a
través de este prisma las dificultades de escolarización encontradas en Europa
por las poblaciones inmigrantes cuando se reagrupan en comunidad. Esta vez, el
trabajo puede referirse a una suerte de acomodación de la enseñanza cuyo estilo
es modificado para tener en cuenta el origen cultural del niño
.
Conclusión
Estudiar las maneras de ver y de hacer
en otros sistemas educativos permite comprender mejor nuestro sistema y así
mejorarlo o justificar ciertas elecciones. Este modo de contemplar la
comparación es ciertamente el más corriente en el seno de la comunidad de los
investigadores en didáctica. Gracias a la observación de sistemas diferentes
que funcionan de otro modo es posible responder a numerosas cuestiones, por
ejemplo el gran problema de las diferencias entre chicas y chicos en su éxito
en matemáticas, que varían mucho de un país a otro. Estos estudios permiten
también cuantificar el efecto del trabajo en casa y del tiempo de trabajo
escolar
.

Pero no hay que
perder de vista que más allá de la búsqueda clásica y en cierto modo
desinteresada se perfilan planteamientos económicos que sería ingenuo
descuidar. Por una parte, la educación no escapa de la lógica de los mercados y
de la globalización: en efecto, numerosos son los países donde existe una
escuela privada y/o un mercado de productos educativos. Por otra parte, la
cuestión del lugar de las matemáticas en el mundo de hoy ya no se circunscribe
a su aspecto cultural o puramente científico. La importancia de la corriente de
las matemáticas en la realidad testimonia la emergencia de una concepción
dominante que considera las matemáticas esencialmente en su papel instrumental;
concepción que, como vimos, ha sido sostenida por las encuestas de organismos
como la OCDE, que procuran claramente imponer esa visión de las matemáticas.
Diferentes concepciones de las
matemáticas están en juego y realmente reenvían paradigmas diferentes, como lo
demuestran las denominaciones que se puede encontrar en los diversos estudios:
matemáticas “A y B”, o con “M” mayúscula y “m” minúscula. Como siempre, el
interés en ir a ver “otro lugar” supone no rendirse a las evidencias
arrastradas por una suerte de etnocentrismo, y sugiere también cuestionar el “aquí”
con ojos más abiertos sobre la diversidad social y étnica de nuestros países.
Reconocimientos
Agradezco a Ines Gómez Chacón su
invitación para presentar estas reflexiones, a Andrea Pizarro y a Pablo Carranza
su ayuda con la traducción, y a las organizaciones ECOS y CONICYT el haber
posibilitado la colaboración entre la Universidad Paris VII y la Universidad
Católica de Valparaíso.
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