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HACE CASI TRES DÉCADAS, CUANDO LAS SONDAS VOYAGER PASARON CERCA DE SATURNO, SUS CÁMARAS CAPTARON POR PRIMERA VEZ UN EXTRAÑO FENÓMENO EN EL POLO NORTE DEL GIGANTE ANILLADO. Una enorme y misteriosa forma hexagonal dentro de la atmósfera del planeta, cuyo origen los científicos no alcanzaron a comprender.
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EXTRAÍDO DEL ABC
Hace casi tres décadas, cuando las sondas
Voyager pasaron cerca de Saturno, sus cámaras captaron por primera vez un
extraño fenómeno en el polo norte del gigante anillado. Una
enorme y misteriosa forma hexagonal dentro de la atmósfera del planeta,
cuyo origen los científicos no alcanzaron a comprender . El ángulo de
las Voyager no era el adecuado para obtener buenas imágenes, y además la zona
quedó casi enseguida envuelta en la penumbra, ya que la primavera en el polo
norte de Saturno es muy corta y tras un breve periodo de luz solar, llega un
oscuro invierno que dura casi treinta años.
Ahora, sin embargo, la nueva primavera ha pillado a los
científicos preparados y a la sonda
Cassini (que explora Júpiter y Saturno desde 2004) en la posición correcta
para volver a fotografiar el misterioso hexágono que corona el planeta. De esa
forma, y mientras el polo norte de Saturno salía de la oscuridad de su largo
invierno, la Cassini no perdió detalle y fotografió a sus anchas lo que se
cree que se debe a una fuerte corriente que, sin que nadie
sepa aún el cómo ni el por qué, hace que las nubes adopten ese curioso y
regular patrón.
Ha sido necesario, pues, esperar largos años para obtener
la fotografía que aparece sobre estas líneas, pero el resultado ha merecido la
pena. Las nuevas imágenes del gran hexágono muestran detalles y formas que la
misión Voyager, y los telescopios con base en tierra, no pudieron captar. Círculos
concéntricos, espirales y florituras de varias formas, altos muros y figuras
serpenteantes que hasta ahora no habían sido vistas.
Lo que sí coincide con lo que pudo ver la Voyager en los años
80 es la localización del hexágono. Y el hecho mismo de que sea tan constante
y duradero no ha hecho más que añadir, si cabe, más intriga a la que ya de
por sí tenían los investigadores. ¿Qué fuerza natural, se preguntan, es
capaz de mantener una forma hexagonal regular en el mismo sitio y durante tanto
tiempo?
«La longevidad del hexágono lo convierten en algo muy
especial -asegura Kunio Sayanagi, del Instituto de Tecnología de
California-. Especialmente si tenemos en cuenta que los fenómenos meteorológicos
de la Tierra no duran más que algunas semanas».
El misterioso hexágono tiene un diámetro realmente
enorme, más de dos veces el de nuestro planeta,
y la fuerte corriente que lo sostiene se cree que circula en su interior a unos cien
metros por segundo, es decir, a más de 350 km. por hora.
Las cámaras de la Cassini, con una resolución mucho mayor
que las de la vieja Voyager, lograron echar un primer vistazo al hexágono el
pasado mes de enero, cuando el planeta se acercaba a su equinoccio. Desde
entonces, decenas de imágenes han sido tomadas del curioso e incomprensible fenómeno.
Los científicos han calibrado y unido 55 de esas imágenes para crear un
mosaico en movimiento. Y siguen aún preguntándose, sin éxito, por sus causas.
¿Cómo obtiene y cómo expulsa su energía?
¿Cómo ha podido permanecer casi inalterado durante tanto tiempo? Preguntas
que esperan responder fijándose especialmente en una especie de «ondas» que
parecen salir de cada uno de los ángulos del hexágono, donde las corrientes
parecen girar más bruscamente, y también en las gigantescas paredes de nubes
que, elevándose en vertical en línea con cada una de las caras del hexágono,
dan al conjunto su curiosa y antinatural forma.
Los investigadores también están especialmente intrigados
por una gran mancha negra que aparece en diferentes
posiciones en las varias fotografías (aunque siempre dentro del hexágono)
y cuyo origen y función desconocen por completo.
«Ahora que podemos verlo con detalle -asegura Kevin
Baines, especialista en atmósferas del Jet Propulsion Laboratory, de la NASA- podemos
empezar a intentar responder algunas de las preguntas sobre una de las cosas más
extrañas que nunca se han visto en el Sistema Solar. Resolver estas cuestiones
nos ayudará a comprender patrones climáticos básicos que aún no tenemos
claros ni siquiera en nuestro propio planeta».
Más información: José Manuel Nieves, Misterioso hexágono
gigante en la atmósfera de Saturno, ABC [10
de diciembre de 2009] |